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Instituto de Educación Superior Tecnológico Público
Carlos Cueto Fernandini
Área Académica de Computación e Informática


ZONA DE INTERÉS

APRENDE A LUCIRTE EN TUS
EXPOSICIONES
Uno de los principales retos para un estudiante es la terrible exposición. Individual o en grupo, es completamente normal que este tipo de actividades generen cierto nerviosismo en el estudiante, toda vez que implica que deba compartir verbalmente un discurso frente a sus compañeros y maestro. La exposición como recurso educativo sirve para evaluar y preparar con miras a la vida futura, ya que en cualquier ámbito será necesario hablar en público con la plena convicción y confianza de lo que se dice, transmitiendo el mensaje de manera amena para despertar el interés de los oyentes de principio a fin.
Lo principal para una buena exposición es la correcta preparación, es decir, recopilar adecuada información de diferentes fuentes, leer, entender y redactar un solo texto que servirá de base para el trabajo escrito - si asi se solicita - y la presentación oral en clase frente a los compañeros y el docente.
Idealmente una exposición debe tener tres partes: una introducción breve, en la que se agradece al público, se describe el tema y se hace una pregunta o cuenta una anécdota con la finalidad de romper el hielo. En segundo lugar el desarrollo, que es la parte central de la exposición en la que se procura un orden lógico intercalado con sucesos, curiosidades, etc., no hay que memorizar al pie de la letra o solo leer, eso le quita brillo a la espontaneidad de hablar en público y cansa al auditorio. Por último la conclusión en la que se resume el tema y se da alguna propuesta, para posteriormente cerrar con un agradecimiento.
A continuación te brindamos algunos consejos para mejorar tu presentación y obtener buenos resultados en tu calificación:



No improvises, ensaya tu exposición tantas veces como sea necesario



Habla con claridad mirando siempre al público, no al piso o las paredes. Formula preguntas para mantener a tu auditorio atento.



Evita moverte demasiado o jugar con papeles u otros objetos en tus manos. Lo mejor es procurar mantener una postura cómoda, relajada y confiada.



Usa organizaciones gráficos (papelógrafos, diapositivas) para dar consistencia a tu exposición. Un buen soporte mejora el interés y la comprensión de la audiencia. Si la exposción es muy larga, recapitula y rrecura al humor alturado para dar descansos.



No tengas miedo de llegar a un debate final, habla con firmeza y sé directo confiando en lo que sabes.



Toda exposición es una actividad formal, por tanto cuida tu presentación personal: impecable.



Al finalizar repasa brevemente lo más importante y aclara las dudas que se hayan suscitado. No olvides agradecer al público por su asistencia o por la atención prestada.
Recuerda, hablar en público determina en gran medida el éxito profesional y todos la pueden desarrollar y dominar, solo es cuestión de preparación y mucha práctica.
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